La semana pasada aparecieron en prensa titulares que advertían que en Cataluña el Govern rebajará a la mitad el precio del transporte público «cuando haya contaminación» y subirá un 25% peajes y aparcamiento regulado. Primero, titulares así dan a entender que no hay contaminación todos los días. Segundo, un mensaje tan simplista parece una forma de decir a los conductores «eh, hoy no hace falta que uses el metro». Tercero, es inevitable preguntarse: ¿cómo nos van a cobrar la mitad a los que ya tenemos un abono? Está claro que necesitamos despejar muchas dudas sobre esta iniciativa.
Esta medida es una de las 166 contempladas en el Plan de Mejora de la Calidad del Aire (PMQA en sus siglas en catalán), aprobado la semana pasada por el gobierno de la Generalitat. Se trata de un plan que persigue mejorar la calidad del aire centrado en cuatro ejes básicos: reducir las emisiones industriales, fomentar la movilidad sostenible, buscar el compromiso ciudadano y crear un sistema de financiación que permita crear fondos para protección ambiental. Los medios de comunicación se han plantado en la anécdota de bajar precios del transporte público y y muchos ni siquiera han mencionado referencia alguna al PMQA.
Dicho esto, la famosa medida propone reducir un 50% el precio del transporte público para incentivar su uso en episodios críticos de contaminación a la vez que intenta desincentivar el uso del coche subiendo un 25% el precio de los peajes de acceso a Barcelona y las zonas de aparcamiento regulado (verdes y azules), y se implantaría a lo largo del periodo 2015-2016, coincidiendo con la puesta en marcha de la T-Mobilitat, un nuevo soporte inteligente para el transporte público similar a la tarjeta Oyster londinense.
Aquí es donde empiezan las preguntas que todos nos planteamos. ¿Será una medida realmente eficaz? Hay muchas dudas de cómo podría hacerse efectivo dicho descuento, especialmente si lo que se busca es que el máximo posible de usuarios se pasen a abonos ilimitados, ya que son los que más fidelizan el uso del transporte público. Alguien que ya haya pagado su abono no debería ver como un usuario puntual paga la mitad que él porque hoy los niveles de contaminación son insoportables. Eso sí, siempre será una medida más efectiva que la de simplemente poner un cartel en las autopistas que diga «use el transporte público».
El problema de la contaminación en las grandes áreas urbanas es un problema estructural en el cual hay un claro culpable: el vehículo privado. Un problema estructural requiere medidas estructurales. Medidas valientes que incentiven el transporte público todo el año, no sólo cuando el aire sea extremadamente insalubre. Medidas que desincentiven el uso del coche todo el año, buscando un cambio modal más permanente. Esperamos que este Plan de Mejora de Calidad del Aire impulse actuaciones más ambiciosas que nos lleven en esta dirección.
Me vais a disculpar por este comentario, pero aprovecho este artículo para pedir a los blogueros de esta página que revisen el proyecto de reforma de la Plaza de España que el ayuntamiento acaba de publicar. Se afirma que el proyecto busca mejorar el tránsito peatonal y conectar espacios verdes. En realidad van a tener que tumbar casi todos los árboles sin posibilidad de reposición. Lo que si mejora es el aparcamiento y se eliminan varios semáforos con el soterramiento parcial de los viales, lo que podría generar un efecto llamada a los automovilistas.
Desde el punto de vista de la movilidad yo creo que aquí tenéis tema. Especialmente porque todavía es un proyecto.
El año pasado fui a Paris durante un pico de polución y allí abrieron todo el transporte público completamente gratis y por lo que vi, tuvo resultado, ya que pasando con frecuencias razonables de 3 min, el metro iba lleno y el cercanías tambien.
Puede resultar injusto para la gente que tiene abono, pero estando digitalizados puede ser sencillo extender la fecha límite «x» días más.