Estos días se cumplen dos años de la puesta en marcha de una de las medidas de ahorro más polémicas de Metro de Madrid: la clausura de 20 vestíbulos. En pleno agosto, y sin previo aviso, decenas de vestíbulos de estaciones amanecieron con los accesos bloqueados y los pasillos tapiados como medida de ahorro a la desesperada en una empresa con un agujero de deuda de cientos de millones de euros.
El cierre de vestíbulos complicó aún más las cosas a al cada vez menor número de viajeros de Metro de Madrid, que en muchos casos veían como su recorrido de cada día pasaba a tener varios cientos de metros más, y comerciantes que veían cómo al cerrar el acceso de su calle bajaban sus ventas. Por no hablar de las personas invidentes que de un día para otro se encontraron con rutas interrumpidas. Llegaron a darse situaciones tan surrealistas como cerrar pasillos de la estación de Guzmán el Bueno en los que se acababan de instalar nuevas escaleras mecánicas o que la boca de metro frente al edificio del Consorcio de Transportes también se clausurase.
Un cierre sin comunicación
Por su parte, la política de comunicación de Metro de Madrid en este sentido era absolutamente impropia de un servicio público, escondiendo la cabeza. Una empresa capaz de emitir una nota de prensa para contar que han llenado de publicidad una estación o que se han instalado papeleras nuevas en otra no creía necesario avisar a los viajeros del cierre de vestíbulos, y una vez clausurados, no se emitió ninguna comunicación proactiva sobre el tema. Simplemente se respondía a los usuarios que preguntaban directamente sobre el tema, de modo que al que no se le ocurría hacerlo no se enteraría hasta que le tocase sufrirlo. Nadie sabía cuáles eran exactamente los vestíbulos cerrados, y nosotros mismos fuimos actualizando la lista por medio de aportaciones de lectores. Conseguir una lista de vestíbulos cerrados también resultaba imposible con la opacidad de la empresa, había que ser diputada regional para que se dignasen a ofrecerla unos meses después.
¿Ahorro de costes?
Aunque en teoría el motivo del cierre era el ahorro de costes, los vestíbulos que se clausuraron eran los secundarios de cada estación, que no contaban con personal y en el que la venta de billetes se efectúa solo a través de las máquinas, por lo que en sueldos no hay ahorro ninguno. Además, por seguridad los vestíbulos cerrados mantienen una iluminación parcial de emergencia, por lo que el ahorro de energía no era total. Y por si fuera poco, cada cierre de vestíbulo por motivos de ahorro venía acompañado de la instalación de unas puertas metálicas de emergencia, un sistema de alarma y el vallado de la zona clausurada, con su coste correspondiente.
Reaperturas con autobombo
En los últimos meses la Comunidad de Madrid está procediendo a la reapertura de vestíbulos escudándose en una recuperación de la demanda cuyos datos nunca se ofrecen a la prensa. Los únicos datos oficiales de los que disponemos son las últimas cifras del INE, en las que se observa una nueva bajada en el número de viajeros del metro en Madrid. En realidad los vestíbulos reabiertos coinciden con aquellos en los que ha habido más movilizaciones vecinales y políticas, llegando a pedir algunas Juntas de Distrito al Ayuntamiento que promueva su reapertura.
Actualmente, tras la reapertura el pasado 18 de agosto del vestíbulo de Alameda de Osuna que permanecía cerrado, siguen clausurados 13 vestíbulos. Las elecciones autonómicas están cerca y la precampaña aún más, de modo que no sería extraño que antes de mayo de 2015 fuesen reabriéndose los vestíbulos cerrados. El proceso no es exactamente el contrario: si el cierre fue en pleno agosto y sin ningún tipo de comunicación, al reabrir el vestíbulo la Comunidad de Madrid no duda en contar su logro en discursos oficiales y notas de prensa. Como esta legislatura apenas hay estaciones nuevas que inaugurar un mes antes de las elecciones, siempre se pueden inaugurar las que la propia administración cerró.
2 thoughts on “Vestíbulos cerrados en Metro de Madrid: dos años de ¿ahorro?”