Pasos subterráneos: algo más que accesibilidad

Con frecuencia, las vías de tren que no han sido soterradas suponen una importante barrera física para los ciudadanos que necesitan pasar de un lado a otro de las mismas. El caso de Sant Feliu de Llobregat es, probablemente, uno de los más evidentes, pues las vías dividen la ciudad en dos, lo cual obliga a cruzar por pasos a nivel, con el riesgo que eso implica tanto para los peatones, los coches y las motos, como para los trenes.

Para acabar con este problema, el Ministerio de Fomento trabaja desde hace meses para eliminar paulatinamente los pasos a nivel en las zonas más transitadas mediante el soterramiento de las vías del tren o mediante la creación de pasos subterráneos.

El caso de Cornellà de Llobregat

En este sentido, el año pasado en Cornellà de Llobregat se eliminó el último paso a nivel que existía en la población, concretamente en el punto kilométrico 92,191 de la línea férrea Tarragona-Barcelona-Francia y, en su lugar, se creó un paso subterráneo para peatones que dispone tanto de escaleras como de rampas, de manera que se aumentó la seguridad de quienes debían cruzar y, por extensión, también de los trenes, a la vez que se creó un recorrido 100% accesible para bicicletas, sillas de ruedas o carritos.

Una actuación de estas características no resultaba prioritaria en esta zona, pues el uso que se hacía del paso a nivel era escaso, ya que se encontraba entre la parte trasera de la fábrica de Siemens y unos solares sin edificar del barrio del Fatjó. Sin embargo, la voluntad de potenciar la zona industrial, pero, sobre todo, de construir pisos en la avenida de Can Corts y en la calle Ernest Lluch hizo conveniente una actuación de este tipo.

A pesar de que se optó por un proyecto que, en su conjunto, era correcto (paso subterráneo y no soterramiento de vías, trazado completamente accesible, videovigilancia, etc.), no parece en absoluto lógico que para una zona industrial solitaria como esa se eligieran unos acabados que se podían deteriorar fácilmente, como barandillas de cristal.

Por eso, a los pocos días de su inauguración comenzaron a aparecer grafitis tanto en las paredes del paso subterráneo como en las del acceso circular que se construyó junto a la Siemens, así como barandillas con los cristales rotos o llenos de grafitis. Tanto es así, que incluso en la foto que publicó la revista municipal (y que podéis ver a continuación) para anunciar la apertura de este paso subterráneo aparecían grafitis en un par de tramos de la barandilla, en la zona de las escaleras.

La dejadez municipal en el mantenimiento de esta actuación urbanística ha provocado un deterioro cada vez mayor de la misma, hasta el punto de que hoy por hoy el túnel y el acceso circular están llenos de grafitis, dibujos macabros y barandillas sin cristales (que se han sustituido, se supone que temporalmente, por malla naranja, típica de las obras) y en los tramos de escaleras ha caído el rebozado de cemento y quedan a la vista los ladrillos. En definitiva, esta zona ofrece actualmente una pésima imagen y crea sensación de inseguridad entre quienes deben utilizar el paso subterráneo, sobre todo de noche. El Ajuntament de Cornellà de Llobregat reconoce que existe el problema, pero no parece tener intención de arreglarlo.

¿Quién es el responsable?

El estado actual de abandono que presenta este paso subterráneo es, a nuestro entender, consecuencia de un cúmulo de decisiones y de actuaciones inadecuadas, achacables a:

– Los jóvenes incívicos que han roto los cristales de las barandillas y han llenado de grafitis el túnel y los accesos.

– El Ministerio de Fomento, por haber optado por unos acabados que se deterioran fácilmente, sin tener en cuenta las características de la zona.

– El Ajuntament de Cornellà de Llobregat, por no haber propuesto en su momento al Ministerio de Fomento la elección de materiales más duraderos y por la ausencia de mantenimiento en paredes y barandillas.

Y ahora, ¿qué?

Desde ecomovilidad.net Barcelona proponemos que se adopten medidas en este paso subterráneo para que deje de ser un blanco fácil para los incívicos, las cuales deberían tenerse en cuenta también antes de llevar a cabo otras actuaciones en espacios públicos para evitar que estos estén degradados a las pocas semanas de su inauguración. Así, convendría:

– Cambiar las barandillas de cristal por otras de materiales duraderos y que requieran un escaso matenimiento, como podría ser el acero inoxidable.

– Organizar un concurso de dibujo entre los jóvenes de las escuelas, institutos y centros cívicos de la zona, de manera que quienes hubieran presentado los mejores diseños los pintarían, con colores claros, en las paredes del túnel y del acceso circular. Se podría incluir esta actuación entre las actividades de la fiesta mayor de Cornellà de Llobregat o en la fiesta de los distritos de El Pedró y de Fontsanta-Fatjó para implicar a toda la ciudadanía.

– Rebozar de nuevo el muro en el tramo de las escaleras o dejar al descubierto los ladrillos, pero dignificando el resultado final con pintura y aislamiento contra la humedad.

– Imponer sanciones económicas a los incívicos, gracias a las grabaciones de las cámaras de seguridad instaladas en la zona a raíz de la apertura del paso subterráneo. Estas sanciones podrían ser sustituidas por trabajos en beneficio de la comunidad que consistieran en eliminar los grafitis del paso subterráneo o de otros espacios públicos.

– Hacer un seguimiento periódico del estado de conservación de la zona y adoptar aquellas otras medidas que se consideren necesarias.

En definitiva, habría que buscar soluciones funcionales que evitaran o, cuanto menos, que dificultaran los comportamientos incívicos. Es evidente que una inversión que superó los 834.000 euros y que se inauguró hace menos de dos años merece unos acabados duraderos y un mantenimiento adecuado.

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