Las lecciones del bus de Barberà

Una quincena de usuarios de la línea L3, a punto de entregar las firmas recogidas

Como os hemos venido explicado últimamente, los usuarios de la línea L3 del bus urbano de Barberà del Vallès, que hasta el mes de julio conectaba la estación de Rodalies con los polígonos industriales de Santiga y Can Salvatella, se han movilizado durante las últimas semanas para conseguir el restablecimiento de este servicio.

Entre tanto, la PTP y diversos sindicatos trabajaban para difundir públicamente los inconvenientes que una medida como esa provoca en la ciudadanía y consensuar con el ayuntamieto una solución que diese respuesta a las necesidades de movilidad de los trabajadore de estos polígonos.

Así, el jueves pasado, día 22, una quincena de usuarios de la línea 3 entregaron ante la Oficina d’Atenció Ciutadana del ayuntamiento de Barberà del Vallès un total de 545 firmas, dirigidas a la alcaldesa, para pedir que se volviese a prestar servicio de bus a los polígonos industriales del municipio. Al día siguiente, el área de Movilidad del ayuntamiento anunció públicamente el restablecimiento parcial de este servicio a partir del lunes día 26, en unos términos parecidos a los que describimos la semana pasada. Podéis encontrar en este enlace todos los detalles del servicio que finalmente se da.

Con esta reestructuración del servicio, el ayuntamiento calcula que se cubrirán las necesidades de transporte del 77’8% de los trabajadores de los polígonos industriales de Santiga y Can Salvatella. Desde ecomovilidad.net Barcelona consideramos que la solución adoptada no es la óptima (en tanto que en todo momento hemos reclamado el restablecimiento íntegro de la línea L3), pero, al menos, se consigue que una parte importante de los trabajadores de estos polígonos dispongan de nuevo del bus que, desde Rodalies, les acerque al trabajo. Nos queda, sin embargo, una sensación agridulce no solo por el hecho de que no todos los trabajadores podrán volver a utilizar el autobús, sino especialmente por como se han desarrollado los hechos, por la decisión unilateral y en pleno mes de agosto de suprimir la línea L3 sin dar alternativas válidas a los afectados.

¿De qué nos puede servir este caso?

Una vez restablecido el servicio de bus en los polígonos industriales de Santiga y Can Salvatella, podemos extraer algunas conclusiones que resultan interesantes y que podrían ser extrapolables a otros casos. Son las siguientes:

– El derecho a la movilidad es un derecho de primera magnitud

A menudo moverse en transporte público no es un capricho, sino una necesidad, ya que muchos de sus usuarios no disponen de alternativa. No debemos olvidar que casi la mitad de los catalanes mayores de edad no tienen carnet de conducir. Por tanto, los ciudadanos hemos de exigir a nuestros políticos que garanticen este derecho y que eviten los recortes en este ámbito.

– El transporte público es un elemento de cohesión social

Sin la línea L3 de bus, centenares de trabajadores de los polígonos Santiga y Can Salvatella se encontraban con graves problemas para llegar al trabajo. Algunos debían caminar durante diversos kilómetros, mientras que otros debían recurrir al coche, asumiendo unos gastos extras de unos 150 euros mensuales. En un contexto económico tan complicado como el actual, la Administración debería ser sumamente cuidadosa cuando se plantea reestructurar el servicio, ya que su decisión puede hacer que muchas personas se vean abocadas a utilizar el coche, hecho que provoca una menor renta disponible, o incluso puede obligar a renunciar a un trabajo por la imposibilidad de llegar a él. El transporte público, pues, fomenta la igualdad de oportunidades y evita la exclusión social de las familias con menos recursos económicos.

– La clase política no siempre sabe priorizar ni estar a la altura de las circunstancias

El ayuntamiento de Barberà del Vallès decidió suprimir a la vez las líneas L2 y L3, aunque ambas prestaban servicios muy diferentes. Así, mientras que la primera hacía un recorrido circular por el municipio que se puede hacer perfectamente a pie, la línea L3 ofrecía un servicio de gran interés social. Si hacía falta ahorrar, se debería haber suprimido la línea L2 mucho antes o, incluso, no se debería haber creado esta nunca.

– La unión de los usuarios hace la fuerza

Ante decisiones políticas manifiestamete injustas e injustificadas, la ciudadanía debe actuar con todos los medios de que disponga para exigir una rectificación. En el caso de Barberà del Vallès, es evidente que acciones como denunciar los hechos en “Els matins” de TV3, en RAC1 o en el diario El Punt, así como formular quejas y recibir firmas a través del correo electrónico [email protected] y convocar, a través de Facebook, una concentración frente al ayuntamiento y la asistencia al pleno municipal para denunciar la situación (aunque ni la concentración ni la asistencia al pleno no se ha llegado a llevar a cabo, al restablecerse parcialmente el servicio), han sido fundamentales para la resolución de este caso en pocas semanas. Desde ecomovilidad.net Barcelona queremos felicitar sinceramente a estos ciudadanos anónimos porque el esfuerzo que han hecho ha valido la pena y en buena medida es gracias a ellos.

– La actuación de la PTP en nombre de los usuarios

A menudo, las actuaciones individuales de los usuarios afectados no acaban dando fruto por el hecho de que falta coordinación. En este sentido, la labor llevada a cabo por la PTP desde hace 18 años ha permitido que los usuarios del transporte público cuenten actualmente con una voz que les representa y que ha adquirido una notable relevancia mediática y social. Sin duda, su intervención en este caso ha sido determinante para conseguir que los polígonos industriales de Santiga y Can Salvatella vuelvan a disponer de servicio de bus urbano.

– La conveniencia de hacer un seguimiento de la reestructuración llevada a cabo

Sería interesante que el ayuntamiento revisase, de aquí a unas semanas o meses, la demanda que tiene el servicio de bus urbano de Barberà del Vallès una vez que vuelve a pasar por los polígonos industriales. Así, consideramos que habría que:

· Analizar el impacto que tuvo la supresión de la línea L3 anunciada en agosto. ¿Cuántos usuarios del bus se han perdido definitivamente por el hecho de que se vieron obligados a recurrir al coche durante unas semanas?

· Analizar el impacto que ha tenido el restablecimiento parcial del servicio. ¿Cuántos usuarios utilizan nuevamente el bus al comprobar que quedan cubiertas sus necesidades de movilidad para llegar al trabajo? ¿Se cubren las expectativasa del ayuntamiento, cifradas en cerca del 80%?

· Valorar la opinión de los usuarios. ¿El servicio que se presta ahora es adecuado y suficiente? ¿Cómo se podría mejorar sin que encareciese sus costes de explotación? ¿Habría que potenciar la oferta por la mañana? ¿Y por la tarde? ¿Qué información se da en los palos de parada y en las marquesinas? ¿Está actualizada?

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