La verdad sobre el bus de Barberà

Hace unas semanas os hablamos de que el ayuntamiento de Barberà del Vallès había anunciado la supresión de las líneas 2 y 3 de su bus urbano, aduciendo su escaso uso, para dedicar a los parados los 300.000 euros que se ahorrarían con esta medida. A primera vista parecía una decisión lógica y adecuada, pero… ¿realmente es así?

Hasta quienes defendemos a ultranza el transporte público llegamos a comprender que puede resultar positivo eliminar una línea. Por ejemplo, cuando su recorrido coincide ampliamente con otro medio de transporte público más competitivo o cuando el número de usuarios es manifiestamente bajo y no se presta un servicio de interés social. Con lo que no comulgaremos nunca, sin embargo, es con las actuaciones y lecturas interesadas, con las tergiversaciones, con la falta de transparencia y con las medias verdades que están a un paso de convertirse en un engaño a la ciudadanía. Y en este caso, como veremos a continuación, no todo es tan evidente como el ayuntamiento nos hizo creer… Veamos:

Un anuncio hecho en pleno agosto

La primera de nuestras críticas viene por el hecho de que se aprovechara el mes de agosto para anunciar la supresión de estas líneas. Es decir, la decisión se hizo pública cuando las líneas 2 y 3 no funcionaban (en agosto no circulan) y cuando la inmensa mayoría de sus usuarios estaba de vacaciones, por lo que muchos de ellos no solo no se enteraron de este hecho hasta que, al llegar septiembre, intentaron usar estas líneas, sino que tampoco pudieron buscar alternativas ni pedir explicaciones al ayuntamiento o formular quejas con el fin de que pudiera reconsiderarse a tiempo la decisión.

Unos índices de uso que no reflejaban toda la verdad

Otro de los elementos cuestionables (quizás el más cuestionable) es el de los datos de pasaje que se facilitaron cuando se hizo pública la decisión de suprimir las líneas 2 y 3 de bus urbano. Según manifestó el consistorio, en la línea 2 apenas se vendían 2 billetes al día, mientras que en la línea 3 se expendían, de media, 40 billetes.

Cabe poner de relieve, para empezar, que ambas líneas enlazaban con la estación de Rodalies de Barberà del Vallès, lo que las convertía en servicios de aportación y, en consecuencia, parece lógico pensar que la mayor parte de sus usuarios no adquiriesen billetes sencillos (no integrados) en el interior del autobús, sino títulos de transporte multiviaje o abonos mensuales (sí integrados) en las máquinas de autoventa de la estación de tren. Que no compraran billete en el bus, pues, no quiere decir que no utilizaran el servicio. De hecho, los usuarios de la línea 3 entre las 7 y las 8 de la mañana nos han manifestado que el autobús a menudo iba lleno en esa franja horaria.

En definitiva, parece que el ayuntamiento cometió el “pequeño” error de hablar únicamente de los billetes vendidos en el interior del bus y no del número de validaciones efectuadas. Es, para que nos hagamos una idea, como si a la hora de calcular cuántos kilómetros hacemos al año con nuestro coche solo tuviéramos en cuenta los que recorremos para ir a trabajar, pero no los que efectuamos durante las vacaciones veraniegas, al hacer recados, al ir de compras o a un multicine o en las escapadas de fin de semana.

De hecho, según hemos podido saber después, la línea 2 registraba cada mes unas 2.000 validaciones (3 de promedio por expedición), mientras que la línea 3 conseguía unas 2.500 validaciones al mes (de media, 9 viajeros por expedición). 2.000 y 2.500 validaciones al mes y no 2 y 40, como nos quisieron hacer creer.

El lenguaje utilizado en su día por el ayuntamiento estaba tan calculado y la diferencia entre un concepto y otro puede llegar a pasar tan inadvertida si se saben elegir bien las palabras que casi todos, incluso algún diario, caímos en la trampa y llegamos a la conclusión, equivocada, de que ni una línea ni otra era usada por más de 40 personas al mes. Si, como parece, el ayuntamiento quería que todos mordiéramos el anzuelo, realmente estuvo a punto de conseguirlo…

Pero hay más. ¿Cómo es posible que, cuando en su día le pedimos al área de movilidad del ayuntamiento los datos relativos al pasaje de las dos líneas suprimidas, no dispusiera desde el primer momento de estos y tardara un par de días en conseguirlos? ¿Acaso fue una decisión basada en cuestiones políticas y no técnicas?

Una supresión anunciada (a hurtadillas)

Lo peor de todo es que el PSC, el partido en el que militan tanto la alcaldesa como el regidor de Movilidad, llevaba en el apartado relativo a transporte público del programa electoral con el que concurrió a las pasadas elecciones municipales un punto en que, de manera muy sutil, dejaba entrever la posibilidad de reducir o incluso suprimir el servicio en aquellas líneas en que la demanda no se ajuste a la oferta. Concretamente, afirmaba: “Trabajaremos por la racionalización del sistema de transporte público urbano e interurbano ajustando la oferta a la demanda”.

Contrariamente a lo que pudiera parecer a primera vista, con ello no quería decirse que se potenciarían las líneas con mayor demanda, sino todo lo contrario. Lejos parece quedar, pues, la concreción del programa electoral que este mismo partido presentó cuatro años antes. Entonces, es decir, en el año 2007, el PSC anunciaba: “Reordenaremos y reforzaremos los servicios existentes de transporte público: nueva línea de autobús de circunvalación de la ciudad, refuerzo de la línea de autobús a la Universitat Autònoma, mejora de las líneas de autobús a los polígonos industriales y de servicios, fomento de la intermodalidad de la estación dela Renfe”.

Para más inri, el programa electoral del PSC en las pasadas elecciones municipales incluía un apartado titulado “El empleo, nuestra prioridad”. ¿Acaso eliminar un autobús que resulta imprescindible para acceder a los polígonos industriales para quienes no disponen de coche es la manera de promover que los trabajadores conserven su empleo?

Por si esto fuera poco, el regidor de Hacienda y Servicios Económicos de Barberà del Vallès, Xavier Garcés, al darse a conocer la supresión de dos de las tres líneas de autobús urbano de la ciudad, manifestó que esta “se debería haber hecho mucho antes”. ¿Mucho antes? ¿Antes del 22-M, quizás? ¿Por qué no tuvo el valor de decirlo públicamente durante la campaña electoral? No… Por lo visto, resulta más digno callar y esperar a ganar las elecciones.

En definitiva, pues, la táctica que ha utilizado el PSC con sus votantes en este asunto puede calificarse como un engaño en toda regla, siendo CiU, como socio de gobierno municipal, un cómplice probablemente involuntario.

La excusa de los parados

Si antes hablábamos de que, según el PSC, el empleo era su prioridad de cara a las elecciones del 22-M, ahora queremos poner de relieve que el ayuntamiento intente escudarse en ayudar a los parados sin tener en cuenta que quienes tienen empleo pueden verse obligados a renunciar a sus puestos de trabajo por no disponer de un bus que les lleve hasta los polígonos industriales. Eso, por no hablar de los puestos de trabajo que se pierden al suprimir dos líneas de autobús (conductores, personal de mantenimiento, personal de recursos humanos, etc.) o de que cerca del 50% de los catalanes en edad de trabajar no disponen de carnet de conducir, por lo que no podrían optar a los puestos de trabajo que existieran en los polígonos de Can Salvatella y Santiga, por no disponer estos de un transporte público adecuado a sus necesidades. Esta es una buena muestra de que el transporte público es un elemento que cohesiona la sociedad.

Unas alternativas cuestionables

Como alternativas ante la supresión anunciada por el ayuntamiento de Barberà del Vallès se proponía a los usuarios afectados compartir coche o coger la línea 621 de Autocars Font que, con 3 únicas expediciones por sentido, frente a las 13 expediciones diarias que tenía la línea 3, une los polígonos Can Salvatella y Santiga con Barcelona, Montcada i Reixac y Ripollet.

Para empezar, compartir coche puede resultar muy interesante, pero para ello es imprescindible contar con al menos un coche y que coincidan los horarios, el origen y el destino del viaje. Por eso no es una alternativa a la que puedan recurrir todos los trabajadores.

Tampoco el bus de Font es una alternativa a la que puedan acogerse la inmensa mayoría de los trabajadores, pues la línea 3 era utilizada especialmente por vecinos de Barberà del Vallès y de Sabadell, por lo que se verían obligados a utilizar el tren de Rodalies hasta Sant Andreu Arenal para coger en Fabra i Puig alguna de las poquísimas expediciones diarias que circulan de la línea 621. Así, quien entrara a trabajar antes de las 14:00 horas debería coger el tren hacia Barcelona poco antes de las 23:30 horas ¡del día anterior!

Pasividad por parte del ayuntamiento

Si bien el ayuntamiento se comprometió en agosto a estudiar con la ATMy con Sarbus la mejora de la línea 1 con el fin de que próximamente algunas de sus expediciones prestaran servicio en los polígonos industriales de Can Salvatella y Santiga, lo cierto es que a día de hoy, casi un mes después de este anuncio, no se ha materializado esta cuestión.

Tampoco el ayuntamiento parece haber contestado hasta la fecha ninguna de las quejas formuladas sobre este asunto por los usuarios. Da la sensación, pues, de que el ayuntamiento intenta ganar tiempo para que los trabajadores se vayan buscando alternativas y poder cerrar el tema en falso, sin aportar ninguna solución.

¿Acaso no tiene intención de responder a los mensajes de los ciudadanos? ¿Contestará con mensajes genéricos, iguales para todas las personas que se hayan quejado, y manifestará la necesidad imperiosa de suprimir el servicio? ¿Volverá a recurrir a datos que no reflejan toda la realidad? ¿Utilizará solo buenas palabras y excusas que, como estamos demostrando, no tienen una base sólida?

Excesiva diligencia por parte de Sarbus

Por el contrario, y con esto acabamos, la actitud de Sarbus (la empresa que gestionaba las líneas 2 y 3 de Barberà del Vallès) ha sido, en nuestra opinión, excesivamente diligente, pues pocos días después del anuncio de la supresión decidió repintar los autobuses sobrantes con los colores corporativos del servicio que ofrece en Cerdanyola del Vallès, con el fin de incorporarlos a esta flota. También se eliminaron enseguida los rótulos y los horarios de las líneas 2 y 3 en las diferentes paradas. En su lugar se colocó un aviso en el que se advertía de la supresión del servicio.

Sería de agradecer, pues, que tan alto grado de diligencia llegara también al ayuntamiento de Barberà del Vallès y se restableciera cuanto antes el servicio en la línea 3, como hemos manifestado reiteradamente en este blog y a través dela PTP.

Entre tanto, continuamos dando todo nuestro apoyo a los trabajadores afectados y trabajamos para difundir por todos los medios posibles este atropello. Probablemente muy pronto os podamos dar más detalles al respecto.

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