¿Por qué pierde usuarios el transporte público?

Usuarios del metroVarias son las causas que explicarían el descenso en la demanda del transporte público en nuestras ciudades. Sin embargo, no todas ellas inciden en la misma medida y, por desgracia, algunas no son tenidas en cuenta por los poderes públicos a la hora de hacer balance y de buscar soluciones.

Dos ejemplos de ello los encontramos en el Àrea Metropolitana de Barcelona y en TMB.

Así, cuando a principios de este año el Àrea Metropolitana de Barcelona hizo balance de los datos relativos al 2012 puso de manifiesto en su nota de prensa el actual contexto económico, los paros en TMB y las dos huelgas generales para tratar de justificar la pérdida de casi 26 millones de pasajeros. Posteriormente, ya en rueda de prensa, se citó un elemento más: el aumento de tarifas que se produjo a partir del 1 de enero de 2012, el mayor de la última década.

Por su parte, en la edición de enero de la revista digital Hora Punta, TMB explicó “cinco motivos del descenso de la demanda de 2012”. Es cierto que no habló de “los cinco motivos” ni de “los cinco principales motivos”, pero cuesta entender que se tengan en cuenta aspectos secundarios y, en cambio, se obvien elementos principales.

Sea como sea, analizamos a continuación las causas que, en nuestra opinión, explican por qué el transporte público pierde pasajeros:

– El incremento del paro. La actual coyuntura económica es, de una u otra manera, la culpable de que la ciudadanía apueste menos por el transporte público y, sin duda, el aumento del paro es un elemento fundamental, ya que se producen menos desplazamientos por motivos de trabajo. En la provincia de Barcelona hay ahora unos 25.000 parados más que hace un año.

– La caída del consumo. Como consecuencia de la destrucción de empleo, así como de la incertidumbre económica actual, la población tiende a reducir sus gastos, yendo menos a comprar, comiendo o cenando menos fuera de casa o yendo menos al cine y al teatro. En definitiva, moviéndose menos.

– El aumento de tarifas. Este es el primero de los motivos que TMB “olvida” citar en su análisis de por qué hay ahora menos usuarios del transporte público. Y no hay duda que no es un tema menor. Con incrementos de tarifas del 38 % en el billete sencillo y que superan el 10 % en la T-10 y la T-50/30, el 2012 será recordado como el año del tarifazo en el transporte público. Y cuando las tarifas suben desmesuradamente y los ingresos bajan, el resultado es fácil de predecir…

Huelga TMB– Las huelgas. El año pasado nuestra ciudad vivió dos jornadas de huelga general (el 29 de marzo y el 17 de septiembre) y numerosos paros en TMB por la rebaja salarial que padecieron sus trabajadores. Se calcula que como consecuencia de las huelgas generales se hicieron cerca de 3 millones menos de desplazamientos en el metro y el bus. En cambio, las 25 jornadas de paros totales o parciales convocadas en el bus de TMB y las 6 jornadas que se organizaron en el metro hicieron que se registraran 5 millones de usuarios menos.

– Los recortes en el servicio. Esta es otra de las cuestiones «olvidadas» por TMB a la hora de buscar culpables en la pérdida de pasaje. La supresión el año pasado de las líneas 31, 35, 105 y 158 en TMB se suma a las que se produjeron en otros muchos municipios: Esplugues de Llobregat, Barberà del Vallès, Santa Eulàlia de Ronçana, Lliçà de Vall, Les Franqueses del Vallès, Matadepera, Sant Fruitós de Bages… Pero, a parte de las supresiones, en decenas de casos se ha optado por una solución menos polémica, aunque a la larga puede resultar igual de dañina: la reducción de la oferta. Nos referimos, por ejemplo, a las líneas 58, 75 y 91 de TMB, a las líneas de bus de barri y a líneas que circulan por Castellbisbal, Igualada, Manresa, Vic, Capellades, Corbera de Llobregat, Esparreguera, Sant Celoni, Cardedeu, Caldes de Montbui, Mollet del Vallès y Granollers, entre otros. Cuando la oferta de transporte o el tiempo de espera no se adecúan a las necesidades de los ciudadanos, quien puede busca alternativas, como ir caminando, por ejemplo.

– La pérdida de población. A raíz del retorno de inmigrantes a sus países de origen y de la salida de jóvenes en busca de trabajo en el extranjero la población en el área metropolitana de Barcelona ha disminuido en los últimos meses, lo cual significa la pérdida de usuarios potenciales del transporte público. Precisamente son los inmigrantes y los jóvenes dos de los grupos sociales que tradicionalmente más usan el transporte público, puesto que resulta más económico que moverse en coche.

– Los cambios de hábitos. Como consecuencia de todos los elementos anteriormente descritos, la población va modificando sus costumbres. Cuando, por ejemplo, alguien padece una convocatoria de huelga en el transporte público o ve reducido su salario busca alternativas que satisfagan sus necesidades y la bicicleta o desplazarse a pie puede acabar siendo un hábito que sustituya de manera habitual al bus o al metro. Conseguir que los usuarios vuelvan a dar un voto de confianza al transporte público puede resultar más complicado de lo que a priori parece.

Conclusiones

En definitiva, no solo el contexto económico y las huelgas, como alegaba en un principio la EMT, son los responsables del descenso en el número de usuarios del transporte público. Como hemos explicado, son al menos 7 las causas que explicarían este descenso.

Es más, habría que tener en cuenta que algunas circunstancias compensan, ni que sea parcialmente, la caída de pasaje. Por ejemplo, en un contexto de crisis económica y aumento del paro los ciudadanos tendemos a reducir gastos. De ahí que haya quien venda su coche o renuncie a usarlo, en beneficio del transporte público. Así, habrá usuarios del coche que se pasarán al transporte público, mientras que habrá usuarios del transporte público que decidirán ir caminando, en bici o en moto porque les sale más barato.

Si, pese al trasvase de usuarios del coche al transporte público, este sigue perdiendo pasaje en números absolutos es que algo falla. La Administración debería analizar con rigor las causas (aunque implique reconocer errores) y tratar de encontrar soluciones antes de que se vea obligada a reducir la oferta, decisión, por cierto, probablemente haría entrar al transporte público en un círculo vicioso del que sería difícil sacarlo.

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