Los horarios de los festivos atípicos

En varios municipios (entre ellos, Barcelona) el lunes pasado, 7 de marzo, fue festivo, mientras que en otros muchos (la mayoría) era un laborable más. Lo mismo sucede el 24 de septiembre, por la festividad de la Mercè. En estos casos, el transporte público del área metropolitana normalmente se rige por el criterio que impera en la ciudad condal.

Así, si en Barcelona es laborable, el transporte público suele tener los horarios y las frecuencias habituales, mientras que si en esa ciudad es festivo, los trenes, tranvías y buses acostumbran a funcionar en todo el área metropolitana como cualquier domingo. O sea, su frecuencia de paso se reduce en todos los medios de transporte y, en el caso de los autobuses y de los trenes de Rodalies y FGC, además, se suprimen los primeros y los últimos servicios del día.

Si bien los festivos atípicos se dan, en principio, únicamente una o dos veces al año, pueden provocar verdaderos quebraderos de cabeza a los usuarios del transporte público más madrugadores, los cuales, en muchos casos, son también los más fieles a éste. Y es que, entre que estos horarios especiales se establecen sólo de manera puntual y que los afectados forman parte de un colectivo disperso, los gestores del transporte público difícilmente serán conscientes de los importantes inconvenientes que puede generar su decisión de prescindir de los primeros trenes o autobuses cuando se da un festivo atípico. Porque, no lo olvidemos, en muchos casos quienes utilizan el tren o el bus a las 5 o a las 6 de la mañana no tienen vehículo propio.

Así, pues, como el día 7 el servicio en Rodalies, FGC y autobuses comenzó más tarde de lo que lo hace habitualmente un lunes (algunas líneas, hasta casi tres horas después), seguro que hubo quien no pudo llegar a tiempo a su trabajo. Ese día, por tanto, el transporte público dejó a algunos de sus usuarios en la estacada por no disponer de unos horarios adaptados a una realidad plural. Y es que, como hemos dicho al principio de este artículo, en la inmensa mayoría de municipios el 7 de marzo era laborable. ¿Qué culpa tiene de que en Barcelona sea festivo quien, por poner un ejemplo, vive en Martorell y, debiendo estar a primera hora de la mañana en Vilafranca del Penedès, se encuentra con que ese día el tren de Rodalies no le dejará en su destino a las 6:19, sino, como pronto, a las 7:42?

Mientras en Rodalies se anunció con antelación por megafonía y mediante carteles en las estaciones que todas sus líneas circularían el pasado lunes con horario de festivo, desde la Entitat Metropolitana del Transport no se informó convenientemente a los usuarios sobre si las líneas de autobús de su competencia circularían con horario de día laborable o con horario de festivo. Y eso, a pesar de que no había un criterio uniforme que pudiera orientar a los pasajeros, pues en seis municipios (Barcelona, L’Hospitalet de Llobregat, Cornellà de Llobregat, El Prat de Llobregat, Esplugues de Llobregat y Sant Joan Despí) era festivo, mientras que en los otros doce municipios que la integran era un día laborable.

Por tanto, ¿qué criterio siguió la EMT para determinar los horarios de los autobuses el lunes pasado? En las líneas que discurren únicamente por un municipio no deberían plantearse dudas, pero no sucede lo mismo cuando una línea da servicio tanto a municipios en los que es laborable como a otros en los que es festivo. Recordemos que, por ejemplo, algunas líneas de autobús (como la L10, la L46, la L94 o la L95) unen cuatro, cinco o incluso seis o siete municipios y ni en todos ellos el lunes pasado era festivo ni en todos era laborable.

Por eso, desde ecomovilidad.net Barcelona pedimos que los diferentes agentes implicados (ATM, EMT, Rodalies, FGC, TMB, Tusgsal, Mohn, Soler i Sauret, etc.) hagan un esfuerzo y, si deciden que en fechas como el pasado 7 de marzo el transporte público debe tener horarios de festivo, al menos procuren reforzar el servicio en hora punta y mantener los primeros buses y trenes del día para que todo el mundo pueda llegar a su trabajo.