Completamos hoy el análisis sobre los aspectos positivos y negativos de la red ortogonal de autobuses que se empezó a implantar la semana pasada. En esta ocasión, hablaremos de la nomenclatura, de la información en las paradas y de la campaña de difusión que se llevó a cabo, y terminaremos con unas conclusiones.
La nomenclatura y la información en las paradas
En esta materia, cabe decir en primer lugar que la diferenciación de las líneas por letras y colores nos parece una buena idea, aunque por desgracia no se ha tenido en cuenta que en las marquesinas prácticamente no se distinguen las líneas horizontales de las líneas del Nitbus, pues unas y otras se identifican por el color azul claro. Así, pues, más de un usuario confundirá las líneas H6 y H12 con el N6 y el N12.
También nos parece un acierto que, cuando coinciden con el suburbano, los nombres de las paradas de bus hagan referencia a la estación de metro con la que se puede transbordar (por ejemplo, en la línea H12: “Metro Tetuan”), en lugar de aludir a la calle en la que se encuentran y aquella con la que confluyen (siguiendo con el ejemplo: “Gran Via-Girona”). Lamentablemente, este criterio no se sigue cuando la conexión es con FGC o con el tranvía, hasta el punto de que se opte por llamar a una parada “Gran Via núm.1092”, en lugar de “Sant Martí de Provençals”, como la estación del tranvía con la que enlaza.
Resulta positivo también para los usuarios que en las tiras de línea que hay en los palos de parada y en las marquesinas se indiquen las líneas de metro y las líneas ortogonales de bus con las que se puede enlazar en cada parada, así como los enlaces con FGC y con el tranvía, aunque en estos casos sin indicar la línea concreta de que se trata.
Para acabar con este tema, queremos decir que nos parece positivo que en algunas marquesinas se hayan puesto pantallas en las que se informa del tiempo de espera en cada línea, así como que se hayan instalado máquinas autoventa de tarjetas y pantallas táctiles de información junto a cuatro importantes paradas de la nueva red. Desgraciadamente, estas mejoras quedan desvirtuadas al comprobar que en las marquesinas continúan los mismos mapas del conjunto de la red de buses de TMB que hace meses, en los que, como es lógico, no solo no se incluyen las líneas ortogonales que se acaban de estrenar, sino que también se ignoran las estaciones de las líneas L9 y L10 abiertas al público y, en cambio, siguen apareciendo las líneas de buses suprimidas. Asimismo, según hemos podido comprobar, en algunas marquesinas y palos de parada las tiras de líneas afectadas por la nueva red ortogonal de bus continúan estando sin actualizar.
La campaña de difusión
Finalmente, en relación a la campaña de difusión, cabe decir que se han utilizado diferentes formatos: banderolas, anuncios en prensa y televisión, folletos, informadores en algunas de las paradas, etc. No obstante, la información no ha llegado a todos los usuarios con la necesaria antelación, por lo que algunas personas conocían los cambios mientras esperaban al autobús o incluso cuando ya se habían subido a él, por los comentarios de los usuarios o del conductor.
Sin embargo, ese no es el único reproche que se le puede hacer a la campaña de difusión. Y es que, aunque se han editado dos tipos de folletos (uno de ellos es un díptico y el otro se desplega como un acordeón), del primero de ellos, que incluye en una de las caras las características concretas de la línea, solo está disponible, según parece, el de la línea D20. De los dípticos de las líneas H6, H12, V7 y V21, por lo visto, ni rastro.
Pero hay más, ya que la única frecuencia de paso que se indica en el díptico de la línea D20 (7-8 minutos) no coincide con la que consta en las paradas, donde en el mejor de los casos se habla de intervalos de 7-9 minutos, aunque en general rondan los 10-12 minutos y los festivos pueden llegar a ser de 16-17 minutos. El díptico, pues, pasa por alto que en muchos casos el tiempo de espera será mucho mayor que el anunciado.
Por último, cabe decir que la nueva red ortogonal se puso en marcha sin que estuviera disponible ni en papel ni por internet el nuevo mapa del conjunto de la red de buses de TMB. Aunque aún no se puede conseguir en papel, al menos ya podemos verlo en la web de TMB. Desgraciadamente, solo fijándonos un poco hemos detectado en él más de 20 errores…
Conclusiones
Como hemos podido ver a lo largo de los dos artículos en los que hemos hecho balance de la puesta en marcha de la nueva red ortogonal de bus, hemos encontrado en ella tanto aspectos positivos como negativos.
Quizá la cuestión más preocupante, junto con la escasa frecuencia de paso y las dificultades para reducir los tiempos de viaje, sea la falta de diálogo hasta el momento con las entidades ciudadanas que podrían colaborar en la definición de la nueva red. Y es que sin la implicación de las entidades sociales, que ayuden a definir las prioridades del servicio de bus, difícilmente este podrá dar un salto cualitativo.
Otro aspecto que nos preocupa, y mucho, es la improvisación con la que parece haberse llevado a cabo la implantación de la primera fase. Si realmente el Ayuntamiento de Barcelona cree que la red ortogonal de bus es el proyecto más importante de mejora del transporte público de los últimos años, no debería permitir que se pusiera en marcha con marquesinas a medio instalar o sin que los usuarios puedan disponer de las nuevas guías de bus.
Tampoco tiene lógica que un proyecto en el que se lleva trabajando desde hace meses cambie en el último momento aspectos como el color de las líneas diagonales (hasta agosto se hablaba de que sería el naranja, pero finalmente se ha optado por el color lila) o la denominación de la cabecera de la línea D20 en Collblanc (se dijo que sería “Torre Melina” y, con buen criterio, se ha acabado llamando “Ernest Lluch”, como la parada del tranvía con la que conecta). Aunque son aspectos secundarios, este tipo de cambios dan la sensación de que se toman decisiones sin haber analizado a fondo si la opción elegida es la mejor de todas. Esperemos que esto cambie a partir de ahora.