Movilidad sostenible: La importancia de los locales comerciales

¿Quién no ha paseado por calles llenas de tiendas en barrios levantados en los años 70 y 80 en las periferias?

Movilidad sostenible La importancia de los locales comerciales

¿Y habéis notado diferencias con las de algunos nuevos PAUs?

Movilidad sostenible La importancia de los locales comerciales

Es evidente, el comercio da vitalidad a las calles, atrae al ciudadano al espacio público y con su presencia retroalimenta una sensación de mayor seguridad. Residentes y visitantes, consumidores o simples transeúntes pasean y se relacionan en calles con elevado número de locales comerciales, mejoran la calidad urbana y por ende la calidad de vida.

Pero además, tiene efectos positivos en la movilidad de las ciudades. Zonas con usos mixtos donde se combina residencia con actividad comercial y económica (oficinas) reduce la movilidad obligada ya que el ciudadano puede localizar en el mismo ámbito su residencia y su puesto de trabajo, o en cualquier caso reducir las distancias de viaje.

Al actuar como foco de atracción, también mitiga los contrastes de tránsito entre primera hora de la mañana, media mañana, hora de comer, tarde y noche… Cuando los vecinos que trabajan lejos ya se han ido abren las tiendas y llegan los consumidores y luego pasa al contrario. Todo ello favorece la sostenibilidad de sistemas de transporte público y otros servicios.

La reserva de espacio para locales comerciales (tiendas, oficinas, etc.) en las plantas bajas de los edificios favorecen la continuidad de los itinerarios peatonales y aminora la sensación de «páramo urbano». Este efecto se ve aumentado si existen locales comerciales a ambos lados y la calle es peatonal.

Es cierto que algunos nuevos PAUs todavía no se han consolidado y en otros muchos sitios hay locales están vacíos por culpa de la crisis (espiral decadente conocida por el síndrome del comercio vacío), pero en algunos casos ni siquiera se ha dejado el espacio para que existan locales comerciales, por lo que con crisis o sin ella, ahora y siempre, sus calles serán páramos vacíos de gente y de vida.

Sobre el autor
Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos con 2 másteres de especialización en transportes: Movilidad Urbana (UPM/URJC) y Supply Chain Design & Management (ParisTech ENPC). Ha trabajado en una de las principales consultoras especializadas en movilidad de España; y mejorando la distribución de mercancías en el último km para la líder francesa de transporte express. Además es socio-fundador de APTeMUS y coordinador en España y Francia de Y4PT. Puedes ver su perfil en LinkedIn.

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7 thoughts on “Movilidad sostenible: La importancia de los locales comerciales

  1. Estoy de acuerdo en todo lo que decís. Si no hay tiendas en la calle, la gente no camina ni pasea. Si no hay gente paseando, las calles dan miedo.

    Todos los PAUs de la última hornada son idénticos, sin personalidad, ya estén en Madrid, en Málaga o en Salamanca: Calles inmensas, urbanizaciones cerradas y habitantes que salen de su casa, bajan en ascensor al garaje y se montan en el coche para ir a comprar el pan al centro comercial del barrio.

    Y como dice Lole, son una mierda.

  2. El tema abarca mucho más que la movilidad y que el comercio local. Es una crítica al modelo urbanístico vigente en la actualidad y que lleva décadas «torturando» a los ciudadanos que lo padecen.
    Un modelo que, empezado a desarrollarse en los años 60 (no hay llovido ná), no parece ser cuestionado por nuestros expertos en los concejos. Ni aquí en Madrid, ni en España, ni en ninguna parte; por lo menos hasta donde yo llego.

    Hace unos años, en vísperas del extallido de la burbuja inmobiliaria vi un vídeo promocional en dibujos animados del futurible barrio de Valdebebas. Se veía una señora con un cochecito con un bebé paseando por sus futuribles. Era una calle claramente diseñada a la antigua. Manzanas compactas con múltiples portales y comercios en todos sus bajos. Sonrientes tenderos asomados en la puerta saludando al niño. Todo muy bucólico.
    Y absurdo, porque me figuro que el proyecto de entonces (y el que se está ejecutando ahora), la mayoría de los inmuebles estarán construidos en formato «condominio», es decir, uno o varios edificios de viviendas, rodeados por un muro que contendrá sus (exclusivos) servicios comunes (garage, piscina, gimnasio, canchas, columpios, etc). Un modelo en el que es improbable que pueda tener comercios anejos.

    También hace unos años el ayuntamiento inició una campaña de trazado de «sendas seguras» para que los niños pudiesen ir solitos al cole. Pintaron en las aceras la silueta de un niño caminando con llamativos colores parchis cada x metros, marcando la ruta a seguir para llegar al cole. A lo que voy: en la campaña se solicitaba la colaboración de los tenderos, para que éstos tuviesen un ojo alerta sobre los niños en su ruta al cole.
    Todo muy bucólico. Pero ajeno a la realidad. Nuestros «próceres» tenían que saber bien que con los actuales desarrollos urbanísticos no habría ningún tendero (salvo los chinos) para echar un ojo. Indudablemente fue una campaña de cara a la galería. Prueba de ello es que las pinturas duraron un puñado de semanas.

    Pero volviendo al meollo de la cuestión. Esto es un problema que ya es viejo. Y no veo voluntad política para que sea solucionado. De hecho, no tengo ni constancia de que se considere un problema. Aunque paradójicamente los dos ejemplos que he mencionado más arriba revelan que el modelo antiguo es el que se idealiza.

    Antaño pensaba que había dos modelos urbanísticos: el de los ricos y el de los pobres. Una simplificación mental, vamos. En la posguerra (tanto de la Guerra Civil, como de la 2ª Guerra Mundial) había necesidad de reconstruir muchos barrios destruidos así como crear nuevos para albergar a los nuevos ciudadanos, recién llegados del campo. De ahí la necesidad de un modelo urbanístico barato para poder alojar grandes masas de población.
    Pero esta idea se me hizo trizas cuando visité Sanchinarro, un barrio nuevo habitado mayoritariamente por población con nivel de renta claramente superior a la media. Hablando sin tapujos, Sanchinarro es una mierda. Al margen de que tiene todavía solares vacíos, da miedo caminar por sus calles. Salvo un par de ellas (la de los bancos y la de las cafeterías), el resto nada. La mayoría de las calles no tienen ni panaderías. En ese barrio la mayoría de los desplazamientos se hacen en coche. Las calles son demasiado anchas. La rotonda famosa tiene dimensiones colosales (y no sé para qué).
    En consecuencia, la densidad de población resultante es relativamente. Insuficiente para tener metro. El metro ligero es de chiste. Una clara invitación a que te muevas en tu coche. En consecuencia, las compras las haces en el hiper.
    ¿Tiendas locales? Para qué.

  3. Creo que la cuestión es algo más complicada. Es cierto que nuestros actuales ritmos laborales fomentan la aparición de las grandes superficies comerciales que permiten una polivalencia (diversificación de productos y horarios) que el comercio tradicional no puede dar. Por lo que creo que es un error demonizar esta tendencia pues ya es una realidad.

    Por otro lado, los grandes desarrollos urbanísticos requerían de grandes equipamientos comerciales que proveyera a los futuros vecinos de un mínimo de comodidades desde el primer momento. Grandes desarrollos como Las Tablas o Vallecas no hubieran podido tener nunca un comercio de barrio suficiente como para atender a esos desarrollos desde el minuto cero. Y no tener comercio alguno hubiera retrasado (aún más) el desarrollo de estos planes.

    Pero resulta obvio que una gran superficie comercial merma enormemente el desarrollo del pequeño comercio del entorno. He aquí la dificultad del debate.

    Tal vez la solución ya aportada por los expertos pudiera haber sido la implementación progresiva de estos desarrollos a medida que se fueran asentando. Logicamente esto hubiera retrasado la ejecución de estos barrios muchas décadas. Y ello hubiera supuesto que mucha gente a la que los nuevos PAUs le ha permitido el acceso a una vivienda, estarían hoy sin ese bien.

    Felicitaciones al Sr. Letón por tan magnífico artículo.

  4. La importancia de tener vida comercial en los barrios es tan evidente que la elección de la tipología «solo coches, calles desiertas» que se ha elegido en los nuevos desarrollos urbanísticos sólo se puede entender con sobres de por medio.

    Hemos cambiado la vida en el barrio por el centro comercial en menos de una generación. A mí no me busquen, que no me encontrarán.

  5. Lo más triste de algunos de los nuevos desarrollos, además de la ausencia de locales comerciales (bien por falta de reservas, bien por el síndrome del comercio vacío que comentas) es el tipo de sección que se ha elegido para el viario: esas grandes avenidas, como las que podemos ver en Las Tablas, pero completamente vacías, me parecen muy poco acogedoras. Y creo que no me lo parecerían más con comercio :S