El verdadero problema de la forma de medir contaminantes

Durante las últimas semanas está de plena actualidad que Madrid, Barcelona, Granada y otras ciudades de España han superado los límites de contaminación impuestos por la Directiva 2008/50/CE relativa a la calidad del aire ambiente y a una atmósfera más limpia en Europa. Esto va a suponer que el estado español tendrá que hacer frente a unas sanciones “eficaces, proporcionadas y disuasorias” (Art. 30) por parte de la Comisión Europea.

Además, en Madrid este hecho está alimentando una polémica añadida sobre cómo se están midiendo los valores de dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno y óxidos de nitrógeno, partículas y plomo en el aire ambiente. Por resolución del 11 de noviembre de 2009, el Ayuntamiento aprobó la adaptación de la red de puntos de muestreo, lo que está sirviendo de batalla política a escasos meses de las elecciones municipales y autonómicas.

La polémica viene motivada porque la Directiva europea no especifica claramente donde se deben instalar los puntos de medición. Establece que los puntos de muestreo sean representativos de la exposición de la población a la contaminación atmosférica. Para ello existen diferentes tipos de estaciones de medición que deben colocarse homogéneamente para poder simular correctamente el efecto de los contaminantes:

  • Estaciones de fondo rural o suburbano, que representan el estado del aire en el medio donde está ubicada la ciudad, es decir, que no deben estar influidos por las aglomeraciones urbanas o emplazamientos industriales de los alrededores (a menos de 5 km).
  • Estaciones de fondo urbano, que representan la exposición de la población urbana en general, es decir, que debe reflejar la contribución de todas las fuentes situadas a barlovento.
  • Estaciones de tráfico, que representan la exposición al tráfico en una vía, es decir, que debe reflejar prácticamente la acción de las emisiones de los vehículos en el aire.
  • Estaciones industriales, que representen las emisiones de un emplazamiento industrial, que debe instalarse en una zona residencial cercana a sotavento.

En el Anexo V de la Directiva 2008/50/CE se establece un número mínimo de estaciones en función de la población afectada y que el número total de estaciones de fondo urbano no sea más de dos veces superior o más de dos veces inferior al número total de estaciones de tráfico. En el Anexo III de dicha Directiva también se indica que los puntos de muestreo estén situados entre 1,5 m y 4 m sobre el nivel del suelo y a menos de 10 metros del borde de la acera.

Según el documento de Adaptación de la Red de Vigilancia de la Calidad del Aire del Ayuntamiento de Madrid, antes de la recolocación de los puntos de muestreos existían mayoritariamente estaciones de tráfico, por lo que para cumplir con los criterios exigidos por la Directiva se trasladaron algunos medidores. Además, con esta nueva distribución se buscó una armonización entre las distintas ciudades de la Unión Europea y una mayor representatividad de la exposición de la población debido al crecimiento urbanístico y demográfico de los últimos años en la ciudad.

En cualquier caso, “la Comisión supervisará la aplicación en los Estados miembros de los criterios para la selección de puntos de muestreo, con objeto de facilitar la aplicación armonizada de esos criterios en toda la Unión Europea” (Art. 7).

 A pesar de la nueva distribución de estaciones no se han cumplido los límites puestos por la Comisión Europea, y ha quedado patente que Madrid tiene un gran problema de contaminación y que esto tiene graves consecuencias en la salud de los madrileños. El estado español ha solicitado una prórroga de los plazos de cumplimiento y la exención de la obligación de aplicar ciertos valores límite, pero esta prórroga de un máximo de cinco años está condicionada a “que se haya establecido un plan de calidad del aire” (Art. 22).

Y ese es el verdadero problema, que independientemente de la forma de medir la contaminación, lo que no se ha hecho ha sido tomar cartas en el asunto para atajar el problema de fondo que es reducir drásticamente el uso del vehículo privado en las ciudades y apostar por una movilidad sostenible.

Sobre el autor
Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos con 2 másteres de especialización en transportes: Movilidad Urbana (UPM/URJC) y Supply Chain Design & Management (ParisTech ENPC). Ha trabajado en una de las principales consultoras especializadas en movilidad de España; y mejorando la distribución de mercancías en el último km para la líder francesa de transporte express. Además es socio-fundador de APTeMUS y coordinador en España y Francia de Y4PT. Puedes ver su perfil en LinkedIn.

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10 thoughts on “El verdadero problema de la forma de medir contaminantes

  1. Pero, ojo, que esto pasa porque nos dejamos. Nos sancionaron -y engañaron- por lo de la M-30 y nos sancionaron por lo de la M-501 («carretera de los pantanos»). Ahora, por la contaminación.

    Y, ¿Qué hacemos al respecto? Nada. Seguir votándoles y permitir que sigan haciendo lo que hacen con total impunidad.

  2. Encima de que nos dejan brutales deudas millonarias, también habrá que pagar multas millonarias.
    Todos en su trabajo tenemos que cumplir, excepto los políticos que no tienen responsabilidad de sus desmanes contra la ciudadanía.
    Esto se tiene que acabar, porque asi, sin castigos “eficaces, proporcionadas y disuasorias” estamos promocionando la corrupción política.

  3. En cuanto al importe de las sanciones la dirctiva no dice nada salvo que serán “eficaces, proporcionadas y disuasorias”, y que finalmente repercutira en el ciudadano al no poder destinarse ese dinero a otras partidas. Espero que se pongan a trabajar en este asunto de forma urgente.

  4. El problema es que hacer frente a unas sanciones, si son económicas, no afectan en exceso a la toma de decisiones, los que las pagarán serán los ciudadanos, independientemente de su contribución, así que mientas sea rentable políticamente tomar decisiones contrarias al objetivo (como la de eliminar la zona 80 en Barcelona) estamos apañados (y si lo ha de pagar otra administración, ya ni te cuento).

  5. Gracias por la buena información, y dar forma a todo el ninguneo al que nos viene sometiendo el consistorio actual en Madrid.
    Es evidente que hay toxicidad, y se esta produciendo un Delito Contra la Salud Pública desde este ayuntamiento.
    No solo el Dióxido de Nitrógeno (NO2) es venenoso, y tóxico. Sino toda la polución de esa cúpula tóxica que vemos, y en la que estamos envueltos, y que se ve claramente al entrar en Madrid.
    Es más toda esta toxicidad, sobre todo respecto al Ozono; esta intoxicando, y contaminando a muchos kilometros de aqui, a otras poblaciones, dependiendo de los agentes atmosféricos.

  6. ¡Anda! ¡Un artículo periodístico de verdad! Esto sí que es nivel, encima en un tema tan polémico. Felicidades; sois ejemplares.

    Pero lo que no me queda muy claro es si realmente la distribución de las estaciones de medición se ajustan a esta normativa tan abierta o si, por el contrario, han abusado de ella.

    No obstante, poco creíble me parece cualquier argumento de un Ayuntamiento que asegura que la calidad del aire no afecta a la salud ni de una concejala de Medio Ambiente (el otro medio se lo cargó) que planta en el Manzanares «árboles autóctonos como los pinos».

    1. Extraigo un punto de vista personal a raiz del artículo de hoy. Básicamente, el cambio de las estaciones no es «ilegal» (como han denunciado otras entidades) ya que está acorde con la normativa. Pero, al haber efectuado este cambio, es irregular efectuar comparaciones respecto a la situación anterior.

      Por tanto, tan erróneo es afirmar que «los datos del ayuntamiento han sido distorsionados y no corresponden a la realidad», como decir que «la contaminación ha descendido un 20% en los últimos 8 años», dos frases que reflejan un poco el debate mediático de los últimos días.