Después de unos cuantos años de obras Madrid estrena oficialmente hoy uno de los proyectos que han cambiado de manera notoria la fisonomía de nuestra ciudad: Madrid Río. El proyecto, desde el Puente de los Franceses hasta Legazpi a lo largo de unos 7 kilómetros implica además de dotar de espacios verdes donde antes transcurría una autopista, de un corredor ciclista y peatonal.
La puesta en marcha de este corredor supone que muchos espacios separados por el río puedan ser comunicados a pie o en bici y que hasta hace poco su comunicación era solo posible en coche, metro o autobús. La instalación de puentes, pasarelas y la restauración de algunos existentes intenta mitigar en la medida de lo posible dicha carencia. Además, en la instalación se ha tenido en cuenta a aquellas personas que tienen dificultades en su desplazamiento, garantizando por tanto la accesibilidad en dicho corredor.
Sin embargo no todo son luces en el recorrido. Quizás debemos destacar que en ocasiones el acceso a Madrid Río es difícil. Existen zonas donde el tránsito peatonal y en bici no resulta tan seguro: la Colonia Manzanares por citar un ejemplo, o los accesos al Río suelen ser tediosos como en la margen izquierda (visto desde el manantial) del Puente de Segovia o incluso inaccesibles para una persona en silla de ruedas como el Talud de Aniceto Mariñas. El Ayuntamiento debería hacer hincapié en el hecho de que si se está facilitando un corredor peatonal/ciclista, han de garantizarse los accesos desde fuera del entorno, y no sólo por corredores “de ocio” como el Anillo Verde. Es imprescindible que si en Madrid estamos haciendo más amigable el espacio urbano, no se limite sólo a actuaciones puntuales, sino que se expanda a su entorno y al resto de la ciudad.
Yo añadiría que a pesar del «Ecologistas en Acción» que sólo se han dedicado a «torpedear» el proyecto