Sobre los llamamientos a no pagar y a hacer «huelga de usuarios» por el aumento de tarifas

Foto: www.elperiodico.com

Cada vez que sube el precio del transporte público aparece en los diarios la carta de algún ciudadano que pone de manifiesto su malestar anunciando que a partir de ese momento se colará como medida de protesta. Los comentarios de este tipo, que se han multiplicado desde que se aprobara hace solo unas semanas el mayor aumento de tarifas de los últimos cincuenta años, acaban de vez en cuando en un llamamiento dirigido al conjunto de los ciudadanos en que se les insta a acceder al transporte público sin billete o a participar en una “huelga de usuarios”, es decir, a no utilizarlo un día determinado con la intención de que ello obligue a reconsiderar la decisión.

De hecho, en los últimos diez días se han convocado, solo en Barcelona, al menos tres actos de protesta: sendas “huelgas de usuarios” los días 10 y 17 y un acceso masivo sin billete el pasado domingo, día 15. Y ello, gracias en buena medida a la capacidad de difusión que ofrecen las redes sociales. Sin embargo, el seguimiento que acaba teniendo este tipo de convocatorias suele ser meramente testimonial y su repercusión mediática es prácticamente nula, salvo que se produzcan destrozos o enfrentamientos con los vigilantes de seguridad o con la polícia.

La protesta del domingo se convocó a la vez en diferentes ciudades españolas, siendo Madrid la que registró los incidentes más importantes. En Barcelona, sin embargo, también hubo enfrentamientos con personal de mantenimiento y de seguridad en la estación de metro de Catalunya. El objetivo de los participantes, en cualquier caso, era el mismo: saltar y abrir los torniquetes de acceso para reivindicar el fraude en el transporte público como una medida de protesta frente a la subida de las tarifas y a los recortes sociales.

Desde ecomovilidad.net hemos recordado las consecuencias de viajar sin billete. En este caso, aunque la ilegalidad se justifique de otra forma, el efecto es el mismo: viajeros incívicos que se creen más listos que el resto, cuando en realidad sólo están perjudicando al sistema de transporte y a todos los que viajamos en él.

Unas protestas con visiones desenfocadas

En nuestra opinión, las protestas basadas en dejar de usar el transporte público o en colarse sin pagar por el aumento de las tarifas son un error. Y eso porque:

– Se centra la atención en el encarecimiento que han sufrido el billete sencillo y la T-10, pese a que estas son tarjetas pensadas para usuarios esporádicos, mientras que no se reclaman descuentos significativos para la T-Mes. Tampoco se critican comportamientos manifiestamente reprobables de la ATM, como el hecho de emplear titulares en sus notas de prensa tan ofensivos para los usuarios como “La ATM mejora las tarifas del transporte público para garantizar una movilidad sostenible”.

– Previamente a la convocatoria de tales actos no se ha mostrado interés por colaborar con entidades con una extensa trayectoria en la defensa de los derechos de los usuarios para reclamar ante la Administración y por vías pacíficas que los colectivos con menos recursos, como estudiantes y parados, puedan obtener descuentos.

– Los llamamientos a colarse promueven el incumplimiento de la ley, lo cual perturba el normal funcionamiento de un servicio público, en lugar de apostar por otro tipo de actuaciones que serían perfectamente legales, como llevar a cabo concentraciones o manifestaciones en la calle.

– Los llamamientos a hacer una “huelga de usuarios” causan perjuicios básicamente a las empresas que gestionan el transporte público, las cuales en absoluto pueden decidir el precio de este, pues esta responsabilidad recae única y exclusivamente enla ATM.

Colarse no es la solución

Saltar el torno es un gesto incívico y un insulto para el resto de viajeros que han pagado su billete conforme a la ley. Pero no se trata solo de un aspecto legal. También hay que preguntarse qué estamos consiguiendo al colarnos en el metro.

Pongamos que el movimiento germina y las cifras de fraude suben hasta el 25 %, reduciéndose en consecuencia la aportación tarifaria al sistema. El resultado sería una desviación en el balance de las cuentas del transporte que solo podría solucionarse de dos formas: subiendo las tarifas y/o reduciendo el servicio; consecuencias ambas nefastas para los viajeros. ¿De verdad estamos reivindicando una causa justa saltando los tornos?

Por tanto, desde ecomovilidad.net pedimos a las autoridades que impidan este tipo de actos, intensificando los controles antifraude y reforzando la vigilancia en los puntos de convocatoria. Y es que atacar al transporte público no es una buena solución si lo que se busca es justicia social.

* Artículo elaborado con la colaboración de Javier Paricio

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