Ocho situaciones que demuestran que Madrid no es ciudad para peatones

La capital madrileña es una ciudad bastante hostil para los peatones. Es cierto que en los últimos años se han llevado a cabo algunas actuaciones para remediar, pero muchas de las situaciones que vamos a tratar en este artículo están tan integradas en la morfología de la ciudad y la forma de ser de sus habitantes que ni siquiera somos conscientes de ellas.

Vamos a hacer un repaso por algunas situaciones que nos demuestran que desgraciadamente, los peatones aún tienen mucho que padecer en una gran ciudad como Madrid.

Pasos de cebra invisibles

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Hay que fijarse mucho para encontrarlos, pero muchos barrios de nuestras ciudades están llenos de estos extraños seres: rebajes en las aceras marcados con pavimento podotáctil indicando que existe un cruce para peatones… que no está pintado por ninguna parte. Para un peatón cualquiera esto supone algo de confusión, encontrarse un coche aparcado donde debería haber un paso y tener que dar un rodeo. Para un ciego que se vaya guiando con su bastón puede ser algo bastante más peligroso. ¿Te imaginas cruzar por donde crees que es un sitio seguro y que sea el medio de la calle, sin señalizar?

Aceras ridículas

Acera de menos de un metro de ancho, pero por supuesto, la calle tiene fila de aparcamiento. Interesante el detalle de que el coche gris ha decidido que los peatones tenían demasiado espacio aun así y se ha montado en la acera.

Acera de menos de un metro de ancho, pero por supuesto, la calle tiene fila de aparcamiento. Interesante el detalle de que el coche gris ha decidido que los peatones tenían demasiado espacio aun así y se ha montado en la acera.

A veces da la impresión de que el reparto de espacios en nuestra ciudad comienza otorgando espacio a la circulación de coches, después aparcamiento y luego ya, lo que sobra, se dedica a aceras. Solo de esta manera se puede explicar que existan calles con paso para coches, espacio de aparcamiento (incluso en los dos laterales) pero con unas aceras en las que no cabe ni siquiera una silla de ruedas, carrito de bebé o dos personas juntas. Cuestión de prioridades, se diría.

Semáforos que no duran

A estas alturas del artículo, ya vamos viendo el problema: la ciudad está pensada para moverse en coche, y todo se subordina a que no se moleste demasiado a este medio de transporte. Los semáforos que duran poco son otro ejemplo de ello: parece que en vez de ser una herramienta para regular el movimiento de personas y coches se aprovechase una fase para que pasen los peatones, siempre que no molesten demasiado. ¿Que esto supone que lo tengan que hacer a toda prisa, o tener que cruzar una calle ancha en varias fases? Bueno, que hubieran cogido el coche.

Rodeos

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Nos lo explicaba Borja Moya en un artículo hace unos meses y no podemos dejar de mencionarlo. Muchas calles de Madrid obligan a los peatones a dar rodeos que van desde uno pequeño hasta tener que cruzar tres veces para no obligar a los coches a detenerse una. Esto es especialmente visible en cruces, plazas y similares: por ejemplo, en la glorieta de Carlos V los peatones deben realizar un auténtico rodeo para poder llegar al otro extremo. También en calles con bulevar central, donde podemos disfrutar de ellos de un modo interruptus: al llegar a un cruce debemos salir, pasar a un lateral, cruzar la calle y volver a cruzar para retomar el bulevar.

La acera, el sitio para todo

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Podemos estar de acuerdo en que las terrazas dan vida a la ciudad y hacen más agradable el paseo. Pero desde los últimos cambios normativos, algunos bares han construido instalaciones fijas que son mucho más que algunas mesas y sillas en la acera. Se trata de auténticas construcciones, con paredes, estructura cimentada y puertas, que han reducido a menos de la mitad la banda peatonal en algunas calles. Y es que la acera parece ser el lugar donde ubicar todo lo que debe estar en la calle pero no queremos que quite espacio de calzada: terrazas, quioscos, instalaciones publicitarias…

Nos gusta mucho más el modelo de Granada que ya hemos mencionado algunas veces. En esta ciudad, muchas terrazas ocupan espacio antes dedicado a aparcar coches. Los peatones no se ven perjudicados y los mismos metros cuadrados antes utilizados para mantener una máquina almacenada ahora tienen más uso:

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Coches aparcados en acera o paso de cebra

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Hasta ahora hemos hablado de cuestiones que podrían achacarse a la mentalidad del ayuntamiento, pero los conductores de nuestra ciudad en muchas ocasiones demuestran un incivismo que no parece ser extraordinario. Cuando no hay sitio cerca (y cerca es un término relativo, porque hay quien no quiere ni caminar 50 metros) muchos no tienen problema en estacionar su máquina encima de la acera o en un paso de peatones (o combo: encima de la acera de un paso de peatones).

El problema de todo esto, además de complicar la movilidad de quienes se mueven de la forma más sostenible posible, es la mentalidad que subyace detrás de este comportamiento. Si preguntamos a un conductor por qué ha invadido ese espacio, su respuesta posiblemente será «es que no hay sitio para aparcar». Tenemos tan interiorizado que ocupar un espacio público (de todos) para mantener estacionada sin uso una máquina de propiedad privada durante horas sea un derecho, que hemos inventado la posibilidad de apropiarnos de un espacio de los peatones si no se nos garantiza ese derecho.

¿Nos imaginamos un peatón sentado en un carril de la Castellana «porque estaba cansado y los bancos están ocupados»? ¿un grupo de personas tomando algo en medio de la M-30 «porque no encontramos ninguna terraza cerca»? ¿por qué damos por hecho que el problema es que no hay suficientes aparcamientos y no que hay demasiados coches? Si en tu barrio no cabe un coche más, tal vez deberías replantearte la compra del mismo o adquirir una plaza de garaje, en vez de tomarte la ley por tu mano y ocupar todo espacio libre que haya.

Motos y bicis en la acera

No es una cuestión solamente de coches. En el catálogo de especies invasoras de la acera tenemos que incluir a las motos, que si bien tienen derecho a aparcar en la acera en determinados casos (aunque nosotros apostamos porque su lugar esté en la calzada), en muchas ocasiones incumplen la normativa y ocupan espacio peatonal sin que se le ponga remedio:

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Y por supuesto, incluir también a las bicicletas. Es cierto que el tráfico de Madrid necesita ser pacificado para que muchas calles sean aptas para la bicicleta, aunque sea más una cuestión de percepción de peligro que de riesgo real, pero circular en bicicleta por la acera, además de estar prohibido, supone seguir restando espacio y poniendo en peligro a los peatones. Siempre hay alternativas en calles tranquilas para circular por la calzada.

Falta de señalización peatonal

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Si te mueves por Madrid, sabrás cómo llegar a los principales puntos de interés… siempre que vayas en coche. Los peatones no tienen una señalización consistente a lo largo de la ciudad que indique los caminos a seguir, en ocasiones absolutamente distintos a los de los coches. Los pocos intentos que se han realizado son para turistas (con lo cual solo están en el centro, solo indican monumentos y están en un estado de conservación lamentable) o se trata de rutas peatonales para ejercitarse. ¿Quién se acuerda de los que se mueven a pie para llegar a sitios?

Nos gustaría una señalización como la de Londres o la de Barcelona: señales que indiquen dónde estamos y cómo llegar a centros de la administración, museos, organismos, plazas, barrios, calles importantes, parques… con planos zonales útiles y no simplemente un trozo del callejero ampliado.

Mucho por hacer

Esperamos que el nuevo gobierno municipal que surja de las elecciones de mayo ataje estos problemas. Los peatones, al no tener un lobby detrás, son el colectivo más machacado de nuestra ciudad. Y no es justo: moverse a pie es la forma más sostenible, democrática y con menos externalidades de todas las que existen. Además, tomar medidas para que se eviten las situaciones descritas en nuestro artículo de hoy haría por este colectivo mucho más que cuatro (necesarias) peatonalizaciones anunciadas a bombo y platillo.

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14 thoughts on “Ocho situaciones que demuestran que Madrid no es ciudad para peatones

  1. Otro que es heredero de las aceras ridículas, pero que es aún más sangrante, es el tema de las grandes intersecciones, como son Embajadores, puerta de Toledo, etc que dedican casi todo el espacio a los coches y dejando aceras ridículas para el tránsito de miles de peatones. Suponiendo una barrera descomunal entre barrios, que si no existiera o se redujera el espacio para coches drásticamente se conseguirían interconectar los barrios de una manera que ni imaginamos actualmente.

  2. Falta uno muy importante, a saber, la gran cantidad de conductores que no respetan los pasos de cebra. Por la mañana, cuando voy caminando al trabajo, es raro que un coche se pare cuando esperas en un paso de cebra. A veces, la única forma de que paren es comenzar a cruzar y obligarles a pararse, con el riesgo que eso conlleva.

  3. Acabo de volver a Espana tras cinco anios trabajando fuera y mi empresa me ha trasladado a Madrid. Es la primera vez que vivo en la capital y la verdad que todo lo expuesto es tristemente cierto.
    Lo que mas me llama la atencion es el exageradisimo numero de coches que cirulan por el centro de Madrid con todo lo que conlleva de contaminacion y molestisimo ruido para los peatones. En ninguna capital de Europa de las que he estado he visto esta locura, incluso durante los fines de semana cuando se debiera restringir el trafico por el centro.
    Otro aspecto comentado aqui es que 3 de los monumentos mas emblematicos (Cibeles, Neptuno y Puerta Alcala) los tienes que ver a distancia por ser inaccesible para los peatones. Algo inaudito e impensable en Europa. En Paris por ejemplo puedes estar en el mismo Arco del Triunfo.
    Hay algunos autobuses que van siempre, repito siempre hasta las trancas y creo que lo mas adecuado sea buscar una solucion como por ejemplo poner autobuses dobles, de esos que son mas largos, algo habitual en Europa.
    Otra cosa que me sorprendio negativamente nada mas llegar es el estado de muchisimas aceras de la ciudad que provoca que cuando llueve se forman charcos por todos lados.
    Y por supueso es inimaginable el uso de bicicleta o existencia de carriles bici como se ve en cualquier ciudad de Europa donde se ve un monton de ciclistas por todos lados.

  4. Creo que el artículo expone puntos muy válidos.

    Respecto a la duración de los semáforos, parte del problema es que en calles amplias lo habitual es que el semáforo de coches se ponga rojo en un sentido antes que en otro. Esto hace que la mitad de los coches estén parados pero los peatones no puedan empezar a cruzar porque el otro sentido de vehículos sigue estando verde. Cuando finalmente los peatones tienen verde, los coches que llevan más rato parados pasan a amarillo intermitente y empiezan a “avasallar” a los peatones. Con el diseño actual de doble sentido para casi todas las vías y múltiples opciones de giro en cada cruce es difícil acabar con este problema.

    Como conductor de motocicleta añadiría algunos comentarios.

    El problema de los rodeos excesivos por falta de pasos de cebra es real y debería ser corregido con más cruces para peatones. Dicho esto, lo que no es de recibo es que los peatones se tomen la libertad de cruzar por mitad de calles de cuatro y seis carriles, sin mirar tras de sí, y muchas veces quedándose en la divisoria con los vehículos pasándoles a escasos centímetros. En el caso de una moto, el peligro ya no es sólo para el peatón, sino para el motorista que se arriesga a irse al suelo por atropellar el peatón o esquivarlo. Cualquier que observe durante media hora en la calle Orense o en San Bernardo entre Quevedo y Ruiz Giménez puede observar esto. Lo de la Gran Via en navidad ya ni mencionarlo…

    Los pasos de cebra “invisibles” se agradecen en caso de lluvia, ya que el riesgo de deslizar mientras se gira para entrar en la calle es grande. Quizá la solución sería retirar unos metros los pasos de cebra de las esquinas, de ese modo las motos ya no estan inclinadas y se mitiga el problema de que un coche girando para entrar en la calle cede el paso a los peatones y bloquea el carril de la calle desde la que viene. Respecto al aparcamiento de motocicletas, totalmente de acuerdo: hay quien aparca en lugares no permitidos de cualquier manera sin pensar en los transeuntes. Es un tema de civismo.

  5. Añadiría los bolardos que se colocan para que los coches no aparquen en zonas peatonales como aceras o en el barrio de las letras, colocados estratégicamente a la altura de la rodilla para que te vayas golpeando con ellos a cada paso que das por sus estrechas «aceras».

  6. Un detalle que me cabrea muchísimo es que, en todas las plazas que los coches no atraviesan por el centro, funcionando en plan rotonda aunque haya semáforos, no solo es que los peatones tengan que dar considerables y a menudo enormes rodeos, sino que todo el espacio central, que a veces son muchísimos metros cuadrados, es completamente inaccesible. Frecuentemente albergan espectaculares fuentes o bonitos jardines absolutamente inaccesibles para el peatón. Especialmente reseñables son casos como el de Cibeles o la Puerta de Alcalá, que se cuentan entre los monumentos más representativos de Madrid, verdaderos iconos de la capital que el peatón sólo puede contemplar con prismáticos y a través del tráfico.

    Otro asunto que me enciende es que, si a los responsables del tráfico les expones la queja sobre la escasa duración del ciclo para peatones en un semáforo, te contestarán que siempre están calculados para que le dé tiempo a cruzar a la persona que más despacio camina. Es decir, que garantizan el cruce de UNA persona. El que se hayan acumulado decenas de peatones a ambos lados durante la larga espera y que tengan que cruzar todos a la vez en ambos sentidos, es algo que no entra en sus cálculos. Y esto sucede en no pocos cruces, sobre todo a determinadas horas. ¿Os imagináis que los semáforos en la Castellana estuviesen calculados para que, en cada ciclo, pudiera pasar UN COCHE, y el resto para los peatones?

    Pues eso. Son tantas, tantas cosas, que si me pongo con este tema no termino nunca.

    1. Pues si de rotondas hablamos, las que están en la periferia no sólo son enormes, sino que además no suelen albergar nada relevante. Como caso extremo la de Sanchinarro; un poco más grande y se ve desde órbita.

  7. Felicitaciones por el articulo.
    Creo que te ha faltado mencionar la circulación, cada vez mas frecuente, de bicicletas por aceras, fuera del carril bici.

  8. Un artículo esclarecedor en el que se aboga por el civismo y sobre todo, algo bastante en desuso en nuestra sociedad: el respeto.
    Enhorabuena por el artículo.
    Un saludo